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Charles Piazzi Smyth, un escocés en Tenerife.

Charles Piazzi Smyth, un escocés en Tenerife.

El próximo 10 de julio se cumplirán 166 años de la llegada al Puerto de la Orotava de Charles Piazzi Smyth, que tendría un lugar de honor en la historia de la astronomía y de Tenerife.

Charles Piazzi Smyth (pronúnciese “smaiz”) era un astrónomo escocés, aunque nació, a principios de 1819, en Nápoles, donde su padre estaba destinado como capitán de la marina británica.

Su padrino fue Giuseppe Piazzi, que fue un famoso astrónomo italiano, así que el destino de Charles estaba marcado desde pequeñito. De hecho, con dieciséis años era ayudante en el Observatorio del Cabo de Buena Esperanza, y con veintiséis Astrónomo Real de Escocia.

En 1704, Isaac Newton había escrito que la turbulencia de la atmósfera producía distorsiones inevitables en las imágenes de los telescopios, por lo que la observación desde lo alto de las montañas debía ser mucho mejor. Sin embargo, al pobre de Isaac, por mucho Newton que fuera, no le hicieron mucho caso que se diga hasta que a Charles Piazzi Smyth se le ocurrió comprobar ese pequeño detalle en 1856.

Como la tarea requería de bastante financiación, se buscó un patrocinador (un Coca Cola, un Nike, un Redbull de turno) que aportara el dinero necesario y lo encontró en el Almirantazgo, que le dio 500 libras esterlinas, que en aquel entonces era un dinero.

Piazzi Smyth era un tipo con estrella, y no solo porque se dedicase profesionalmente a la astronomía, sino porque consiguió además que un gran ingeniero de la época, Robert Stevenson, le prestase, por la cara, su yate con tripulación y todo lo necesario para desplazarse a su destino… que no fue otro que Tenerife.

Con el dinero del Almirantazgo, Piazzi Smyth se compró dos telescopios, una cámara estereoscópica con la que hacer doble fotografía de sus observaciones, para evitar errores en la manipulación de las imágenes y bastante material e instrumentos técnicos.

Imagen estereoscópica (The Royal Observatory Edinburgh)

Para encargarse de la cámara, el bueno de Charles se llevó a… su mujer. Porque hay que decir que el personaje que nos ocupa tuvo la valentía de embarcar en tal aventura… a su mujer… en su luna de miel. Para que luego digan que algunos no le ponen empeño a su trabajo. Jessica Duncan, señora de Piazzi Smyth, era una geóloga que ayudando a su marido se lo pasó de miedo entre coladas de lava, basaltos, fonolitas,… y fotografías estereoscópicas.

Pero como Piazzi Smyth no conocía la isla, siguió la sugerencia que le hizo su tocayo Charles Smith (que vivía en Tenerife) en el sentido de que el lugar que necesitaba era el Alto de Guajara (nótese la importancia de hacerse con los servicios de alguien que conoce el lugar, cuando uno va a destinos desconocidos).

En Guajara montó su telescopio (ahora veremos qué pasó con el otro, porque había traído dos) y los demás instrumentos, construyó unas cabañas para refugiarse de la intemperie (cuyos restos aún están allí) y realizó muchas observación de gran interés. Durante el verano de 1856 hubo varios episodios de calima en los que los Piazzi Smyth observaron la estratificación del polvo en suspensión en las capas altas, y consideraron que había que subir aún más arriba, hasta donde las bestias de carga pudieran llegar. Y las bestias llegaron a Altavista, a 3260 m.

Los expedicionarios en la cima del Teide 1856 (The Royal Observatory Edinburgh)

Así que ni corto ni perezoso, el bueno de Charles bajó a la costa para recoger el telescopio más potente que había traído, pero que había dejada en el Puerto de La Orotava porque era demasiado grande y pesado. Con ayuda de un relojero alemán, lo desmontó y lo cargó a lomos de ocho mulas para subirlo a Altavista, donde sus ayudantes habían estado construyendo un muro que los protegiera de los vientos y algunos alojamientos.

El Teide visto desde la costa norte 1856 (The Royal Observatory Edinburgh)

Allí, con todo su material y a una altura que nunca hubiera imaginado, pudo hacer observaciones impensables para la tecnología de la época. Observó estrellas con una nitidez tal que se atrevió a hacer mediciones de alta dificultad. Pudo observar claramente la división de Cassini, en los anillos de Saturno. Hizo mediciones de separación entre estrellas binarias y muchos más experimentos. ¡Vamos! que como diría un joven de hoy en día, Charles flipó.

Como lo cortés no quita lo valiente, aparte de su trabajo astronómico, Piazzi Smyth hizo observaciones detalladas de la dinámica de la nubes e incluso tuvo tiempo de visitar la Cueva del Hielo, a donde bajó por una cuerda con nudos. Pero como su esposa así no podía, ordenó al carpintero del Titania (el yate que los trajo y volvió a llevar) que hiciese una escala de madera. Escala que dejó en el lugar como ayuda para los neveros que sacaban el hielo de la cueva como modo de subsistencia.

Después de más de dos meses de trabajo en las Cañadas, recogieron todo y se volvieron para casa.

A bordo del Titania, de vuelta a Inglaterra, escribió cuando la noche cae y nuestra última visión del Pico permanece aún alta en el cielo, nos preguntamos por cuánto tiempo el mundo ilustrado retrasará la instalación allí de una estación que tanto promete para el mejor avance de la más sublime de las Ciencias.”

Los resultados científicos, que se detallaron en informes específicos dirigidos al propio Almirantazgo Británico y a la Royal Society, apuntaron la ventaja que suponía la observación del cielo en una atmósfera limpia, confirmando las ideas de Newton.

Lo mismo que hicieran los escritos de Alexander von Humboldt años antes con respecto a los naturalistas de la época, el libro “Tenerife, las experiencias de un astrónomo” que Charles Piazzi Smyth publicó en 1858, contribuyó en gran medida a que otros astrónomos viajasen a Tenerife, y se produjese en Canarias el posterior desarrollo de la observación astronómica de vanguardia que nos lleva en la actualidad a ser uno de los tres mejores lugares del planeta para la astronomía profesional.

Imagen de la Luna donde se aprecia la localización de los Montes Tenerife y el Mons Pico (Stellarium.org)

Los trabajos de Charles y Jessica Piazzi Smyth hicieron que el primer observatorio astronómico de alta montaña de la historia sea el de Guajara/Altavista y por eso, en la Luna hay unos Montes Tenerife y un Mons Pico (el Teide, ya que por aquel entonces se pensaba que el Teide era la montaña más alta del mundo, o sea, no un pico cualquiera, EL pico).

Por cierto, ya Charles Piazzi Smyth, y muchos otros antes de él, sabía que no, la tierra no es plana.

José Antonio Paris Fraga                                                                                                                                                         Guía de Turismo                                                                                                                                                                 Guía Starlight

 

Bibliografía

– PIAZZI SMYTH, C. Teneriffe: An Astronomer’s Experiment. Traducción de Emilio Abad Ripoll con el título Más cerca del cielo. Tenerife, las experiencias de un astrónomo. Ed. Idea (Tenerife, 2002).

Enlaces a videos:

https://www.youtube.com/watch?v=mCfn4Nh2g_s

https://www.youtube.com/watch?v=noHFPRQ-s9Q


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