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El Sur, desde la distancia.

El Sur, desde la distancia.

Para mí, que no soy de monte, que nací y me crié en ciudad, el Sur siempre fue algo exótico, lejano… Un lugar al que ir de vacaciones a torrarse al sol y huir del urbanita día a día. Una tierra desaparecida bajo altos y feos bloques de hormigón pegaditos al mar. Ése es el Sur en el que muchos pensamos desde el Norte, desde la ciudad y la comodidad de nuestro hogar.

Así viví mucho tiempo de mi vida, creyendo en ese Sur turístico sin pasado y sin futuro, ignorante de la existencia de otro sur totalmente diferente, nuevo para mí, pero casi tan viejo como nuestra historia, que sobrevive y se niega a desaparecer. Este Sur no es exclusivo de costa, es un sur grande, amplio, que nace en el mar y asciende por medianías alcanzando la cumbre y que ha llegado hasta nuestros días para recordarnos que hay un pasado que no merece ser olvidado, que nos enseña cómo mejorar el futuro.

Hablo del Sur de los herederos de Arafo, Arico o Fasnia, por mencionar sólo algunos. Elige el que prefieras, desde Añavingo hasta la Guerguera. Son los grandes olvidados, los que no incluimos en nuestras visitas, los que quedan fuera de esas paradas turísticas de rigor, los que, siendo un “must”, pasan desapercibidos en presupuestos, proyectos e inversiones.

 

Son sus muchos herederos los que han dejado constancia de un pasado injustamente olvidado. En ocasiones, constancia escrita, por ejemplo, en la correspondencia de las madrinas de guerra, como Eufemia “La Macha” que, aunque de origen orotavense, terminó sus días en la aldea de Fuente Nueva, en Arico; o en las facturas de compra y venta de harina o azúcar, que nos recuerdan la moneda, la unidad de peso o el trueque con el que se comerciaba en la mencionada aldea. Lugar en el que sobrevivió Guillermo Lucía y su mujer hasta los años 80 en que abandonaron sus casas; un lugar en el que sigue sobreviviendo Yolanda, entre otros herederos sureños, con la que coincidí hace dos años y medio en un fin de semana de acampada para el recuerdo, y que habla de ese pasado a diario, sin olvidarse de él. El pasado que la ha llevado con el apoyo y compañía de Ramón a cuidar de la tierra y revitalizarla con su casa cueva “Casa Gaspara”, pero también a intentar recuperar rincones olvidados, documentos guardados, fotos… Muchos de ellos los compartió en una exposición que hizo en Fuente Nueva, tras una de las rutas más bonitas que he tenido la suerte de guiar y que ojalá repitamos pronto.

En otras ocasiones, el testimonio queda en forma de tradiciones, dichos y nombres que llegaron a nuestros días grabados a fuego en la memoria de estos herederos sureños, y que reflejan que la vida de sus antepasados fue dura, que, por eso mismo, muchos se fueron, pero unos pocos se quedaron y sus herederos mantienen vivo el lugar, luchando incombustibles contra el olvido.

Sombra de risco, agua de arena, gofio de trigo y miel de colmena.

Las cuatro cosas que, según la tradición oral, un ser humano necesita para vivir, las cuatro cosas que nombro ya automáticamente cuando guío en el sur para tener presente el pasado. Para explicar qué es un ere, un herque, una mareta o un achacay. Para recordar en un sendero que, aunque el sol aprieta, siempre hay un risco donde refugiarse para disfrutar de un gofio amasado con miel. Cuatro simples cosas que permiten interpretar el medio rural de las medianías del sur y que nos recuerdan el origen, la supervivencia, el abandono y la dureza de la vida antes de que el turismo llegase. Turismo que alentó el abandono, pero facilitó el trabajo. Dos mundos antagónicos y aparentemente irreconciliables. ¿No creen?

O quizás sí que pueden convivir, en los últimos meses son varias las visitas que se realizan en la zona sur, por iniciativa del CIT del sur o particular, pero siempre por parte de guías habilitados de APIT Tenerife, de nuestra Asociación. Estas visitas están sirviendo para que nosotros mismos aprendamos nuestra historia y para tener el privilegio de poder compartirlo con otros. Cada día son más las personas interesadas en aprender disfrutando de una ruta por las medianías, entre eras, hornos pasiles, higueras y almendros. ¿Eres una de estas personas? ¿te animas?

Deja que el sur te envuelva, enamórate de su silencio, déjate despeinar por su viento y conoce sus secretos. Es lejano, aunque está ahí al lado, resulta exótico por olvidado, nunca defrauda y nosotros, encantados, te lo contamos.

Natalia Pou Fernández.

Guía de Turismo de Canarias.

Fotos J.A. Paris


Mediante esta publicación, APIT Tenerife se hace eco de las investigaciones de sus asociados y apoya la generación de conocimiento por parte de sus guías de turismo asociados. No obstante, las opiniones vertidas por los autores de los artículos NO reflejan en modo alguno el posicionamiento de la Asociación. APIT Tenerife es una entidad apolítica, profesional e inclusiva que promueve el patrimonio canario de cualquier índole. En caso de querer aportar elementos al debate de las temáticas aquí tratadas, le invitamos a ponerse en contacto con su autor/a cuyos datos de contacto constan en la firma del artículo y en el listado de guías asociados.

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