Como si fuese una isla en el interior de otra isla, la ecología de la alta montaña tinerfeña, condicionada por los avatares de una historia geológica compleja y con frecuencia violenta, y por unas características climáticas que pueden registrar valores extremos, ha determinado que la flora de las cumbres de la isla haya evolucionado para adaptarse a un entorno que para la mayoría de especies de plantas resultaría inhóspito. Sin embargo la vida vegetal presente en nuestras montañas más altas ha encontrado la manera de adaptarse y evolucionar, hasta el punto de que muchos de sus componentes son endémicos, es decir exclusivos de forma natural de un determinado lugar: las Islas Canarias, Tenerife o incluso del Parque Nacional del Teide; el cual no destaca tanto por el número de especies de su flora, como por el hecho de que muchas de ellas sean endemismos, e incluso por albergar comunidades vegetales únicas en el mundo.
Una considerable superficie del Parque Nacional del Teide está compuesta por suelos rocosos o pedregosos, formados por malpaíses, que es como en Canarias llamamos a las coladas de lava de superficie áspera. Allí donde estos son más antiguos y evolucionados existe algo de tierra que permite el crecimiento de plantas. Las llanuras terroso-pedregosas no cubiertas de lava -que son la razón en Canarias del término cañadas con el que es conocido todo el entorno del Teide- presentan mejores condiciones para la vida vegetal, si bien estos suelos son en general pobres y no favorecen la existencia de una gran variedad florística.
El clima es también uno de los condicionantes principales de nuestra flora de alta montaña. La inversión térmica produce una limitación altitudinal de los húmedos y frescos vientos alisios del nordeste. A mayor altura es el alisio seco del noroeste el elemento dominante, que a su vez es la razón de los cielos azules que durante muchos días al año encuentra el visitante del Parque Nacional del Teide. Una baja pluviometría que a veces cae en forma de nieve, importantes oscilaciones de temperatura entre el día y la noche, pero también a lo largo del año -alcanzando los 30º C a pleno día en verano pero descendiendo hasta -7ºC e incluso -10ºC durante las noches más frías del invierno- son otros factores que dificultan la vida de las plantas en estos altos parajes.
En este texto intentaremos que se conozcan un poco mejor aquellas especies que más llamativas resultan y que por ello más suelen atraer la atención del visitante del entorno del Teide.
Aún no se han retirado las nieves del invierno y ya hay una planta en plena floración desde el mes de marzo, anunciando la llegada triunfal de la primavera. Efectivamente, el alhelí del Teide (Erysimum scoparium) un pequeño arbusto de 30-60 cm de altura, endémico de la alta montaña de Tenerife y La Palma, con sus pequeñas flores predominantemente de color malva, pero que evolucionan desde casi el blanco al violeta, es la primera especie de la flora en poner una nota de color en las altas cumbres. No es incluso raro en meses anteriores observar algunos ejemplares con flores. El alhelí pertenece a la familia de las crucíferas. Son aquellas plantas que se caracterizan por tener flores de cuatro pétalos dispuestas en forma de cruz. Lo mismo ocurre con la siguiente especie a la que nos vamos a referir a continuación.
También en marzo, aunque en este caso de forma tímida, algunas hierbas pajoneras (Descurainia bourgeauana) tienen ya flores, pero es en el mes de mayo cuando alcanzan todo su esplendor estos arbustos de forma redondeada, de coloración general verde-grisácea y de unos 50-80 cm de alto. Es entonces cuando el brillante amarillo de la multitud de diminutas flores de sus muchos tallos constituye el color dominante en amplias zonas del entorno del Teide: en Izaña, El Portillo y en Cañada Blanca, por ejemplo. Pasada la primavera esos brotes florales, así como los tallos que los soportan, adquieren un aspecto pajizo que es la razón del nombre de esta especie, endémica de las cumbres tinerfeñas y palmeras, y que tan común es en el Parque Nacional.
De intenso color amarillo son también las numerosas flores del codeso de cumbre (Adenocarpus viscosus), las cuales son muy diferentes a las de las especies antes citadas por ser bilabiadas, es decir en forma de labios. La segunda parte del nombre de este arbusto de intrincado ramaje alude a que sus pequeñas hojas son algo pegajosas; una cualidad que ayuda a evitar la pérdida de agua en un clima seco. Se encuentra entre las especies de mayor porte del matorral de alta montaña, aunque realmente no suele superar el metro y medio de altura. Al igual que la hierba pajonera, este codeso alcanza su mayor esplendor floral durante mayo y comienzos de junio. Es endémico de Tenerife y La Palma; en ambas islas tiene su óptimo a altitudes entre los 2.000 y los 2.500 m.
Si algo tienen en común la especie anterior y la que ahora nos ocupa es que ambas son leguminosas y por tanto sus semillas se encuentran en el interior de pequeñas vainas que se abren con el calor del estío. Efectivamente ese es el caso de la retama del Teide (Spartocytisus supranubius), un arbusto que representa particularmente bien al matorral de alta montaña , pues junto al anterior citado constituyen las especies dominantes del retamar codesar de cumbre, como también con frecuencia se denomina este tipo de vegetación.
Esta retama, que tan característica es del matorral que crece a altitudes entre los 2.000 y los 2.500 m, pero que también se encuentra a altitudes entorno a los 3.000 en las laderas del Teide, donde suele adquirir un porte rastrero, está así mismo presente en los lugares más elevados de La Palma, en el entorno del Roque de Los Muchachos. Es en planicies como las del Llano de Ucanca donde podemos encontrar los ejemplares más grandes, que en ocasiones alcanzan cerca de dos metros de altura. La forma semiesférica que adquiere ésta y tantas otras especies de la alta montaña no es casual sino que permite conservar las mismas condiciones de humedad en toda la planta, mantener una temperatura no extrema y, de esta forma, mejorar las posibilidades de supervivencia en un lugar donde el clima es más bien seco. La fotosíntesis se realiza mayormente por medio de las numerosas y delgadas ramas; puede también tener pequeñas hojas pero éstas solo aparecen poco antes de la floración, la cual puede ser muy abundante; en general de color blanco aunque el rosa pálido también se ve en algunos ejemplares. Este periodo se inicia en abril pero alcanza su esplendor durante el mes de mayo y comienzos de junio. No obstante la cantidad de ejemplares florecidos es muy variable y dependiente de lo generosas que hayan sido las precipitaciones del invierno. Por otra parte, una tendencia a temperaturas más cálidas propiciadas por el cambio climático podría tener una incidencia negativa en la floración según algunos científicos.
Tanto como la anterior, si hay una especie bandera del Parque Nacional del Teide esa es sin duda el tajinaste rojo (Echium wildpretii); hoy en día considerado un endemismo exclusivo de la alta montaña de Tenerife, pues otro similar de La Palma ha sido reclasificado muy recientemente como una especie diferente, propia de aquella isla. Este tajinaste al que aquí nos referimos, sin duda el más popular de los numerosos representantes con los que cuenta el género Echium en Canarias, se caracteriza por la forma globosa de la planta, de unos 30-50 cm de altura y sus largas hojas acabadas en punta de color verde grisáceo cubiertas de pequeños pelos que las hacen aterciopeladas al tacto. Sin duda la razón de que sea tan popular son sus llamativos tallos florales que empieza a desarrollar la planta desde finales del invierno pero que alcanzan su plenitud durante el mes de mayo y la primera mitad de junio, cuando están cubiertos de multitud de flores rojas. En la mayoría de ejemplares, esos tallos tienen un tamaño aproximado de 1,5 m pero hay algunos en los que superan con creces los dos metros de altura. Es habitualmente en el segundo año de vida cuando se produce la floración de la planta, que muere tras esta única y exuberante expresión de vitalidad, no sin antes sembrar el terreno más próximo de numerosas semillas para que así se asegure el ciclo de la vida.
Mientras la especie anterior abunda en laderas rocosas, su pariente de menor tamaño, el tajinaste picante (Echium auberianum) vive principalmente en llanos de suelos pumíticos, como los que hay en Montaña Blanca junto a la base del Teide. La planta consta de una roseta basal compuesta por hojas largas y estrechas, ásperas al tacto debido a sus pelos o cerdas; de ahí su nombre. Al tercer o cuarto año produce uno o varios tallos de 40-80 cm de alto en los que se encuentran sus bellas flores azul claro. En esta especie, endémica de la alta montaña de Tenerife y más bien escasa, la floración es algo tardía, iniciándose en mayo y concluyendo bien entrado el mes de julio. Una vez ésta y también la fructificación han concluido se produce la muerte de la parte aérea de la planta. Sin embargo, en la primavera siguiente se puede producir el rebrote a partir de la parte viva que permaneció bajo el suelo durante la estación desfavorable.
También de intenso color azul es la floración de la tonática (Nepeta teydea). Una planta endémica de La Palma y Tenerife, propia de la alta montaña, si bien en esta última isla puede descender a altitudes inferiores en algunos barrancos. Sin embargo, es en su parque nacional donde realmente abunda. Sus erectos tallos, que apenas alcanzan el medio metro de altura, tienen en su parte superior las flores en forma de pequeño tubo curvado. Sus hojas, al igual que en algunas otras especies constan de pequeños pelos por ambas caras; una característica que permite reducir el riesgo de deshidratación. El nombre deriva de su utilidad medicinal debido a sus propiedades anticatarrales e hipoglucemiantes.
Otra especie que añade una bella nota de color al paisaje de Las Cañadas, combinando el blanco y el amarillo durante los meses de mayo y junio, es la magarza o margarita del Teide (Argyranthemum tenerifae); la única en estos altos parajes perteneciente al mencionado género Argyranthemum, que tanto se ha diversificado en Canarias. En este caso se trata de una planta de unos 30-50 cm de altura y de forma redondeada. Merece destacarse que este arbustillo que crece bien en lugares rocosos y pedregosos, vive en casi todo el rango altitudinal del Parque Nacional del Teide, pudiendo observarse ejemplares a más de 3.500 m de altura en las laderas más elevadas del volcán.
Ya bien entrado el mes de junio la floración de la mayoría de especies del Parque Nacional del Teide se acerca a su final, sin embargo hay un pequeño arbusto de porte globoso y multitud de pequeñas hojas verde pálido que aún debe alcanzar su máximo esplendor. Es el rosalito de cumbre (Pterocephalus lasiospermus). Es a finales de la primavera y comienzos del verano cuando esta especie exclusiva de Tenerife se cubre de abundantes flores de color rosado. Éstas son posteriormente sustituidas por semillas provistas de pequeños pelos que les permitirán volar con el viento y dispersarse por toda la alta montaña tinerfeña. Se da la circunstancia de que esta planta, hoy en día tan abundante, llegó a ser realmente escasa en un pasado reciente, hasta el punto de estar amenazada de extinción. La prohibición del pastoreo tras la declaración del Parque Nacional en 1954 propició la notable expansión que ha experimentado desde entonces, favorecida quizás también por el cambio climático global. Es un ejemplo de cómo la naturaleza sabe ser agradecida en cuanto se aplican medidas de conservación.
Miguel Fernández del Castillo
Agradecimientos:
A D. José García Casanova por la lectura de un primer borrador. Sus sugerencias y correcciones han permitido mejorar el texto inicial.
A D. Gerardo García Casanova por haber cedido la foto de la tonática (Nepeta teydea) utilizada.
BIBLOGRAFÍA Y ALGUNAS REFERENCIAS DE INTERÉS:
Flora Canaria, Guía de Identificación. Peter e Ingrid Schönfelder. Publicaciones Turquesa. 2018
Flora y vascular y Vegetación (pag. 97-142. Wolfredo Wildpret de la Torre y Victoria Eugenia Martín Osorio en Parque Nacional del Teide. Varios autores. Editorial Esfagnos. 2004
https://www.biodiversidadcanarias.es/biota/especies
https://endemicascanarias.com
Mediante esta publicación, APIT Tenerife se hace eco de las investigaciones de sus asociados y apoya la generación de conocimiento por parte de sus guías de turismo asociados. No obstante, las opiniones vertidas por los autores de los artículos NO reflejan en modo alguno el posicionamiento de la Asociación. APIT Tenerife es una entidad apolítica, profesional e inclusiva que promueve el patrimonio canario de cualquier índole. En caso de querer aportar elementos al debate de las temáticas aquí tratadas, le invitamos a ponerse en contacto con su autor/a cuyos datos de contacto constan en la firma del artículo y en el listado de guías asociados.