El Camino de Jinama. Esplendor del monteverde herreño.
El caminante ha estado recorriendo la Meseta de Nisdafe, contemplando un paisaje de pastizales y viejos muros de piedra, mayormente llano, donde tras inviernos generosos en lluvias el verdor de los prados, salpicados de flores de múltiples colores, puede hacer pensar en otras partes de la geografía europea. Todo cambia sin embargo cuando la planicie acaba abruptamente en un borde bajo el cual se percibe un desnivel acusado. La capa de nubes abrazadas al risco le anuncia que ha alcanzado el sendero deseado. Efectivamente, junto a la modesta y antigua ermita de la Virgen de La Caridad, de un arco…