Blog Post

La catedral de La Laguna: sus riquezas artísticas

La catedral de La Laguna: sus riquezas artísticas

En mi anterior artículo referente a la fábrica de la catedral lagunera, fechado en noviembre pasado, prometía una secuela que referenciara los principales “tesoros” artísticos que alberga su interior; y como dicen los italianos: “ogni promessa é debito” (cada promesa es una deuda contraída), así que no me queda otra que ponerme mano a la obra a sabiendas que este artículo es totalmente prescindible, puesto que, por un módico precio, el templo ofrece una auto guía con las explicaciones pertinentes. Consiguientemente la elección es personal, seguir leyendo o pagar por escuchar. Si deciden seguir leyendo, ya les advierto que no detallo obra por obra, cuadro por cuadro, monumento por monumento, sino lo que a mi modesto entender considero lo más relevante.

Entonces, vamos allá:

El famosísimo retablo de Nuestra Señora de los Remedios: este retablo es conocido popular y erróneamente como Retablo de Mazuelos, por el comerciante portugués afincado en La Laguna, Pedro Alfonso Mazuelos, quien por escritura testamentaria otorgada en 1597, encarga en Flandes “se haga un retablo grande, para el altar mayor de dicha iglesia de Nuestra Señora de los Remedios”. De este retablo solo quedan algunos fragmentos que se salvaron de ser vendidos como madera para hornos de teja, que se conservan ensamblados en la iglesia de La Concepción.

Se encuentra ubicado en la capilla de El Sagrario bajo la advocación de la Virgen de los Remedios, imagen de vestir, policromada y dorada. Su cabeza data de 1515 y es posiblemente de procedencia sevillana; mientras que sus manos, el Niño, sus ropajes y las joyas datan de los siglos XVII-XVIII. Esta imagen ha presidido el templo a lo largo de casi cinco siglos, siendo co-patrona de la ciudad junto al Cristo de La Laguna.

Este retablo obra del carpintero lagunero Antonio Francisco de Orta, data de principios del siglo XVIII, hacia 1715; fue dorando en 1761 por Jerónimo Príncipe Navarrete y alberga seis tablas pictóricas dobles atribuidas al pintor flamenco Hendrick van Balen (1575/1632), quien fuera maestro de Antón van Dick; en ellas se representan, comenzando por la tabla inferior derecha: La Visitación y La Anunciación. Tabla inferior izquierda: Adoración de los pastores y de los Reyes Magos.

Segundo cuerpo derecha: Oración en el huerto y flagelación. Segundo cuerpo izquierda: Ecce Homo y encuentro con la Verónica.

        

 

Tercer cuerpo derecha: Descendimiento y La Piedad. Tercer cuerpo izquierda: La Resurrección y las Tres Marías en el sepulcro.

Entre las dos tablas del último cuerpo se encuentra la séptima que representa la Virgen de la Expectación, es decir la Virgen embarazada, como recordatorio de la primera ermita dedicada a la misma.

 

Es extraño que en tan importante ciclo vital de Cristo no aparezca un lienzo dedicado a la Crucifixión, existe la teoría, sin base documental alguna, de que éste estaría sustituido por la escultura del Crucificado que se ubica en la Capilla Mayor del templo al que se le conoce como:

Cristo de Los Remedios, supone la interpretación en clave manierista de un modelo tardo gótico y debe valorarse como una de las obras cumbres de la imaginería tinerfeña.

Se le considera como una de las obras más antiguas y notables del patrimonio catedralicio, análisis recientes sitúan su autoría en torno al último cuarto del siglo XVI, considerándolo una versión novedosa del conocido como Cristo de La Laguna. Si bien es de autor anónimo, diferentes historiadores son propensos a pensar que se talló en Tenerife, no descartando la hipótesis de que el imaginero Ruíz Díaz de Argumedo (autor reconocido del Cristo de la Misericordia, que se encuentra en la iglesia de la Concepción de La Orotava) fuese el ejecutor de la obra. La destreza del artista se aprecia en el fino tallado de la barba, el cabello, y en su perfecta armonía.

Este Cristo presidió el:

Tabernáculo, obra lígnea del afamado escultor grancanario José Luján Pérez, quien lo ensambla en Las Palmas, quedando consagrado el 17 de diciembre de 1795 por el obispo Tavira.

Siguiendo el estilismo de la época, el policromado imita mármoles, jaspes y metales preciosos, siendo su autor el portugués Manuel Acosta Villavicencio.

Presenta columnas pareadas de orden Corintio y dos esculturas de madera al natural a ambos lados que representan a san Pedro y san Pablo, en los resaltes del entablamento aparecen dos ángeles que portan en sus manos un cáliz y un copón.

 

A la derecha del altar, en el suelo se encuentra la modesta lápida sepulcral de don Cristóbal Bencomo, benefactor del templo y confesor del rey Fernando VII.

Ubicado en la girola o deambulatorio se encuentra el Monumento funerario de Alonso Fernández de Lugo, fallecido en 1525 y enterrado por su expreso deseo en la iglesia del convento franciscano de san Miguel de las Victorias, hoy santuario del Cristo. Tras el incendio de 1810, hacia mediados de siglo, se sucedieron las peticiones para que sus restos fueran trasladados a un lugar más digno. La exhumación se efectuó el 18 de junio de 1860, pero hasta 1880 los restos no fueron llevados a la Catedral.

El monumento funerario fue diseñado por el arquitecto Manuel de Oraá y encargado al escultor italiano Angelo Cherubini a finales del siglo XIX, estando inspirado en los mausoleos renacentistas. Podemos considerarlo casi como único monumento funerario levantado en el interior de un templo lagunero.

A continuación, y siempre en la girola encontramos los cuadros de Santa Isabel de Portugal y de Fernando III de Castilla, ambos monarcas medievales. En 1819 cuando se celebraron los actos para festejar la creación de la diócesis Nivariense, salieron en procesión junto con los patronos de la ciudad, San Cristóbal y la Virgen de los Remedios.

Los lienzos fueron encargados por Cristóbal Bencomo al pintor romántico hispalense Antonio Quesada, para homenajear a Fernando VII y a su esposa Isabel de Braganza, en cuyo reinado se constituyó la catedral lagunera. El Rey aparece de pie portando los símbolos de su rango: la corona, la bola del Mundo y la espada, de fondo se alzan las murallas de la ciudad de Sevilla. La Reina, también pintada de pie, porta en una mano un cetro, mientras la otra la lleva a su pecho; al fondo del lienzo aparece la catedral de La Laguna y una montaña que podría representar el Teide.

Al final de la girola, por la nave del Evangelio, nos encontramos con una representación escultórica de un San Cristóbal del seiscientos, que cumple con los requisitos de su leyenda hagiográfica: un santo encorvado que porta sobre su hombro izquierdo al Niño Jesús con la bola del Mundo. Se trata de un gigante cananeo de nombre Réprobo que se gana la vida cruzando personas y mercancías de un lado a otro de un río. Hasta que un día se ve sorprendido por el peso de un niño, al preguntarle, éste le responde: “soy el hijo de Dios y porto sobre mí el peso de los pecados del Mundo, desde hoy te llamarás Cristophorus” (que en griego significa “portador de Cristo”.

Este santo que atraviesa las aguas portando a Cristo era ideal para convertirse en patrono de una villa de nueva planta, situada al borde de una laguna y fundada allende los mares por conquistadores que trajeron la palabra de Jesús a los guanches paganos.

Siguiendo el recorrido por la nave del Evangelio, a continuación nos encontramos con el famoso Cuadro de Ánimas, cuadros muy recurrentes en las iglesias canarias sobre todo a lo largo del siglo XVIII. El que nos ocupa fue pintado, posiblemente a principios del siglo XVIII por el orotavense Cristóbal Hernández de Quintana (1651/1725); este lienzo de considerables dimensiones (500×395) es considerado su “opus magnum”.

La escena se distribuye en tres franjas horizontales, en la inferior aparece el purgatorio y en su parte izquierda figura una mujer que lleva en su mano un rico vestido, representación de las vanidades terrenales, a la derecha aparece un hombre calvo con una peluca en la mano, se cree que representa al palmero Cristóbal del Hoyo Solórzano y Sotomayor, vizconde del Buen Paso, personaje ilustrado y díscolo, muy crítico la Iglesia de su tiempo. Fue el introductor de la moda francesa de llevar peluca.

En la segunda franja distinguimos la temática de El Juicio, aparece el arcángel San Miguel portando la balanza, acompañado por la Virgen María y San José que interceden por la almas del purgatorio.

En la franja superior se representa la Gloria con el Padre el Hijo y el Espíritu Santo, que alcanzarán las almas que expíen sus pecados.

En el ático nos encontramos con una santa que padeció martirio (lleva la hoja de palma que así lo indica); se cree que pudiera ser santa Águeda, que en la Antigüedad se la consideraba protectora frente a las erupciones volcánicas, ya que fue martirizada arrastrándola por carbones ardiendo. Al parecer el cuadro se pintó en 1706, año de la erupción del volcán de Garachico, de tal forma que podría interpretarse su representación para proteger a Garachico de futuros desastres naturales.

Aunque el cuadro pudiera dar la impresión de mutilado para darle cabida a otro más pequeño, no es así, porque el hueco para representar la Virgen del Socorro se hizo ex profeso.

Sería aberrante no hablar del famoso Púlpito, verdadera joya catedralicia. La autoría del proyecto se atribuye al pintor lagunero José Rodríguez de la Oliva. Fue encargado por el comerciante lagunero Andrés José Jayme, quien envió a Génova un intermediario con instrucciones muy precisas, para que trajera: “un púlpito de mármol más blanco y fino, en el que el pie debía ser un ángel vestido y no desnudo, y los cuatro evangelistas han de ser figuras de hombres bien relevados”.

Se le encargó la obra al afamado escultor genovés Pasquale Bocciardo (autor del monumento de la Virgen de Candelaria, ubicado en la plaza del mismo nombre en Santa Cruz). Según el profesor Hernández Perera el motivo de la donación era congraciarse con la Hermandad del Santísimo Cristo a la cual el comitente quería pertenecer, siendo obligatorio para ello demostrar pureza de sangre, de la que carecí al tener una abuela mulata.

La obra llegó al puerto de Santa Cruz en ocho cajas en julio de 1767, aunque no fue hasta principios del año siguiente cuando se montó en la iglesia.

En basamento exagonal con perfiles simples y sobre peana en forma de nube, un hermoso ángel vestido con túnica que deja al descubierto la pierna derecha sostiene la copa del púlpito, donde figuran los cuatro evangelistas con sus tetramorfos bíblicos: Lucas (buey), Juan (águila), Mateo (ángel) y Marcos (león).

Reseñables también son el Órgano y el Coro: El primero comprado en Londres a la prestigiosa casa Henry Babbington & Song en 1858, que se colocará en la tribuna del templo, confeccionada por José Rodrigo Vallabriga hacia 1910 y de estilo neogótico. Considerado por aquel entonces como el mayor de Canarias, su caja mide 4 metros de ancho por 2,75 de fondo y 6,70 de alto.

El segundo se encarga al carpintero lagunero Domingo Estévez, popularmente conocido como Maestro Flores, quien lo construye entre 1832 y 1833, utilizando madera de caoba, cedro macho y barbusano. Actualmente el Cabildo Catedralicio lo sigue usando para hacer el rezo de laudes y la posterior misa capitular (rezo posterior a maitines, llevado a cabo al amanecer, dentro de la liturgia de horas).

No me gustaría terminar este artículo sin mencionar en la Capilla de Nuestra Señora del Carmen, en la nave de la Epístola, además de una talla del siglo XVI de la Virgen del Carmen, alberga una escultura del Cristo de Burgos, con el característico faldellín de tela como paño de pudor.

Como dije al comienzo del artículo, no pretendía mencionar todas las obras de arte, así que el lector podrá echar en falta más de una, pero dejo a cada uno la oportunidad de una visita exhaustiva para ampliar conocimientos, visitando además El Museo, que atesora objetos de gran valor histórico artístico, de entre los que destacan las Andas del Corpus en plata repujada y sus cuelgas, una custodia de oro, dos blandones de plata del siglo XVII y una interesante talla del siglo XVI de la Virgen de La Luz, entre otros.

 

Mauro Bertello.

Guía de Turismo de Canarias

Fotos

Retablo de Nª Sª de los Remedios, Cristo de los Remedios, Monumento funerario de Alonso Fernández de Lugo, púlpito, Cristo de Burgos: De Koppchen – Trabajo propio, CC BY 3.0, https://commons.wikipedia.org/w/index.php?curid=31213123, 31354535, 31218765, 21211461, 31354678.

Tabenáculo, Cuadro de Ánimas, coro:  lalagunacatedral.com

Portada: wikipedia.com


Mediante esta publicación, APIT Tenerife se hace eco de las investigaciones de sus asociados y apoya la generación de conocimiento por parte de sus guías de turismo asociados. No obstante, las opiniones vertidas por los autores de los artículos NO reflejan en modo alguno el posicionamiento de la Asociación. APIT Tenerife es una entidad apolítica, profesional e inclusiva que promueve el patrimonio canario de cualquier índole. En caso de querer aportar elementos al debate de las temáticas aquí tratadas, le invitamos a ponerse en contacto con su autor/a cuyos datos de contacto constan en la firma del artículo y en el listado de guías asociados.

Compartir:

One Comment

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Related Posts