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Pasado y presente del Canary Wine

Pasado y presente del Canary Wine

Muchos de nosotros no somos conscientes de la riqueza vitivinícola de la isla. Las islas Canarias, sobre todo Tenerife, se conocían como las islas del vino en siglos pasados y durante casi 300 años la viña fue el principal cultivo de exportación trayendo riqueza a la isla.

Vendimiando por el norte (foto JAP)

Antes de la conquista en el siglo XV, los misioneros, frailes mallorquines, fueron los primeros en traer uva a la isla, necesitaban el vino para la eucaristía. Después de la conquista llegaron colonos de la península ibérica, agricultores en busca de una vida mejor que trajeron distintas variedades de viñas. Sin embargo, se dio prioridad al cultivo de la caña de azúcar debido a la creciente demanda de azúcar en el mercado europeo. La crisis del azúcar no tarda en llegar, en cuanto se empieza a cultivar la caña en Brasil y Cuba, frente a estos productores no se podía competir ni en precio, ni en cantidad. Mientras tanto las viñas iban creciendo, se iban elaborando vinos hasta que la vid se convierte a mediados del SXVI en el cultivo dominante de la isla y su principal exportación.

Barricas con muchos años almacenando vino (foto de la autora)

El “Canary Wine”, un vino dulce elaborado con la uva Malvasía, se convierte en el más demandado y popular en Europa, sobre todo en Inglaterra donde dos terceras partes del vino se comerciaba via Londres. Su fama era tal que hasta Shakespeare en su obra Enrique IV escribe: “……por mi fe que habéis bebido demasiado vino canario, un vino maravilloso y penetrante que perfuma la sangre”

El comercio del vino dura casi trescientos años, desde mediados del SXVI hasta mediados del SXIX. Durante este periodo hubo muchos altos y bajos, presiones con los comerciantes británicos, erupción volcánica que destruye el puerto más importante de la isla, enfermedades en la viña y competencia con los vinos portugueses, hasta que El Canary desaparece del mercado internacional, pasando el cultivo de la vid a un segundo plano frente a otros más prósperos. En la isla se seguía cultivando y elaborando vinos, pero pasó a ser para el consumo local y la calidad del vino fue en declive.

En los años 90, se reúnen un grupo de bodegueros y empresarios con la intención de volver a producir vinos de calidad y se establece la primera denominación de Origen de Tacoronte de Acentejo, empezándose a regular y proteger la producción de vino de Tenerife. Pronto se establecerían las Denominaciones de Origen de Abona, Valle de la Orotava, Valle de Guimar y Ycoden Daute Isora, siendo la última DOP Islas Canarias que abarca todas las islas.

Logos de las denominaciones de origen existentes.

Hoy en día, después de 30 años de trabajo tanto de los consejos reguladores, administraciones y sobre todo viticultores, el Canary Wine se está ganado un puesto entre los mejores vinos del mercado. Tenemos unos factores tremendamente interesantes que están atrayendo el interés de periodistas especializados y profesionales de todo el mundo.

El Teide, siempre presente (foto de la autora)

El “terroir”: la tierra volcánica, un terreno joven rocoso que aporta alta mineralidad a los vinos

Racimo de listan blanco, la uva blanca más plantada en la isla (foto de la autora)

Las variedades: Tenemos más de 40 variedades que no existen en ninguna otra parte del mundo. Variedades traídas hace medio milenio desde distintos puntos del continente, que han ido evolucionado y adaptándose a nuestro clima y nuestros suelos volcánicos.

No llega la Phylloxera: La plaga de filoxera que arrasó los viñedos europeos en el siglo XIX, no afectó al archipiélago canario, permitiendo conservar hasta hoy varietales, técnicas de cultivos y viñedos centenarios, así como la siembra de la planta en pie franco, sin necesidad de porta-injerto, pudiendo nutrirse directamente del suelo

Bancales de viña en los altos de Granadilla de Abona, donde se encuentra la viña más alta de Europa a 1700msnm (foto de la autora)

Agricultura heroica: La viticultura ha tenido que adaptarse a la abrupta y accidentada orografía o a las condiciones climáticas, creando soluciones extraordinariamente ingeniosas. Podemos presumir de tener unos paisajes agrarios espectaculares, desde el cordón trenzado en el valle de la Orotava, las plantaciones en vaso en los altos del sur de la isla, los viñedos en los barrancos del macizo de Anaga y las terrazas de parral bajo en las laderas del norte de la isla.

Por todo esto, tenemos que proteger y apoyar el sector. A los bodegueros para que sigan produciendo excelentes vinos y a los viticultores para que sigan manteniendo los paisajes. Hoy no tenemos necesidad de exportar nuestros vinos como en el pasado, los potenciales consumidores vienen por millones cada año a la isla: ¡Ofrezcámosle una copa de Canary!

¡Salud!

Olga G. Peceño

Guía de Turismo de Canarias


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