Nuestro sitio web utiliza cookies para mejorar y personalizar su experiencia. Nuestro sitio web también puede incluir cookies de terceros como Google Adsense, Google Analytics, Youtube. Al utilizar el sitio web, acepta el uso de cookies. Hemos actualizado nuestra Política de privacidad. Haga clic en el botón para consultar nuestra Política de privacidad

Blog Post

De Iglesia de Los Remedios a Catedral, si las piedras hablaran…

De Iglesia de Los Remedios a Catedral, si las piedras hablaran…

El avispado conquistador de Tenerife, Alonso Fernández de Lugo, que de tonto no tenía ni un pelo, decide allá por el año de Nuestro Señor Jesucristo de 1515, como se decía por aquel entonces, cercenar el poder de la única parroquia existente en la incipiente ciudad de San Cristóbal de La Laguna, a la sazón La Concepción, dando orden a través del Cabildo, para que se construya una nueva iglesia.

¿Por qué esta decisión? Obvio para él, (y ahora para nosotros también), dividir la ciudad en dos collaciones, diluir el poderío de la Villa de Arriba, nucleada en torno a la iglesia de La Concepción, a la que denuesta en favor de la novedosa Villa de Abajo: “Yten ordenaron y mandaron que ninguna persona de ninguna condición que sea osado de hazer casa en la Vylla de Arriba ni hagan ninguna cosa en las que tienen fechas en las adobar, so pena que ge lo derrocarán todo lo que heziere y le llevarán dos mil maravedís de pena, y las casas que ovyeren de hazer que las hagan desde l´espital de Santespíritus hazia el hogar de Abaxo, so la dicha pena.

Yten ordenaron y mandaron que no sea osado ninguno de vender en la Vylla de Arriba ninguna cosa, pan ni vino ni carne ni pescado ni caça ni lienço ni paño ni otra cosa alguna, so pena que perderá todo lo que vendiere y pagará dos mil maravedís para los reparos de la isla”. (Actas del Cabildo 30 de junio de 1500).

El primer edificio que se levantó en el solar que actualmente ocupa la Catedral, hacia el año 1511 sería una pequeña ermita, de la que no conservamos constancia documental alguna, posiblemente erigida bajo la advocación de la Virgen de la Expectación, es decir encinta, posicionada cerca de los corrales villeros. Aprovechando dicha ermita, Fernández de Lugo con el beneplácito del obispo Fernando de Arce, decide levantar la nueva parroquia al amparo de Nuestra Señora de los Remedios.

Los trabajos, como ya apuntamos comienzan en 1515, acordándose “levantar una iglesia en el comedio de la Villa, apartada de las otras iglesias y monasterios” conviniendo al mismo tiempo que la capilla mayor debía fabricarse de tal modo, que la ermita anterior pudiese aprovecharse para parte de la nave y que por los dos lados quedase el solar libre y despejado, formando una plaza “todo acompasado y cual convenga”.

Este nuevo templo, estaría concluido posiblemente en 1521, presentando una sola nave de “80 pies de largo y 48 de ancho”. Si tenemos en cuenta que el pie castellano significa 0,2957 metros, la operación matemática nos dará como resultado un templo de poco más de 23 metros de largo por 14 de ancho.

Apenas abierta al culto comienzan los litigios, que serán seculares, con la parroquia de La Concepción; El Cabildo decide que la procesión del Corpus salga de la “Iglesia de Los Remedios, por ser más céntrica y mejor aseada”. En 1527 se retracta y en un intento de aplacar los ánimos, adopta la solución salomónica de la alternancia procesional entre ambas parroquias, estableciendo la plena igualdad entre ambas iglesias. Sin embargo las apetencias por convertirse en catedral seguirán sembrando cizaña entre ambas hasta la designación de los Remedios como sede catedralicia en 1819.

Es de suponer que la obra no había sido ejecutada en buenas condiciones. O tal vez se fuera construyendo y ensanchando a lo largo de los años, por medio de añadidos más o menos afortunados. Tanto es así que en 1541 el mayordomo Juan Bautista Forné contrataba con el aserrador Álvaro Pérez “Toda la madera de pino que oviera menester para hazer y edificar la dicha iglesia, hasta ser acabada”. En 1549 se derribó el arco de la capilla mayor edificándose otro en su lugar, mientras que la sacristía quedó concluida en 1575. Los acontecimientos nos trasladan al año 1590 cuando el templo contaba con tres naves y un primitivo campanario.

Mientras tanto en su interior se iban edificando y ocupando nuevas capillas que se abren con arcos, convirtiendo el templo hacia 1750 en una iglesia con cinco naves, obligando con esta ocupación espacial a la desaparición del llamado “Callejón de las Emparedadas”.

A comienzos del siglo XIX, ante el estado ruinoso de la torre y la perspectiva de convertir el templo en catedral, anima a los hermanos Bencomo a costear la reedificación de la fachada,

< No olvidemos que el lagunero Cristóbal Bencomo, obispo de Heraclea, fue el confesor del rey Fernando VII, influyendo decisivamente para que el monarca obtuviera del papa Pío VII la bula pontificia leída el 21 de diciembre de 1819 por la que se constituye la Diócesis Nivariense, otorgando a la parroquia de los Remedios el título de Catedral >.

El proyecto de reconstrucción se encarga al ingeniero y arquitecto Juan Nepomuceno Verdugo, sobrino del obispo Manuel Verdugo y autor del frontis del ayuntamiento de La Laguna.

Su proyecto se basa en los planos elaborados por Ventura Rodríguez para la catedral de Pamplona, resultando una portada neoclásica, proporcionada, siguiendo los cánones de la proporción aurea, formada por dos cuerpos de arquitectura, el inferior compuesto por cuatro gruesas columnas de orden toscano; el superior con esquinas y marcos de cantería con cuatro ventanas regulares y otra mayor circular, rematado por un frontón triangular y dos torres en sus extremos que albergan las campanas.

Construcción de la Catedral año 1908 (foto Pinterest)

A finales del siglo, como tantos otros edificios, la nueva catedral no resistió el paso del tiempo, las paredes se agrietaron y los pilares maestros se desviaron con el peso de la techumbre. En 1897 el templo es declarado en estado ruinoso y cerrado al culto. Se salva la fachada neoclásica y se encarga la reconstrucción al ingeniero militar Rodrigo Vallabriga; los trabajos comienzan en 1904, reabriéndose al culto en 1915. Se utiliza, por primera vez en Canarias, la técnica del hormigón armado, llamada entonces “ferro cemento”, pensando ingenuamente que los resultados serían eternos. Nada más lejos de la realidad, el hormigón utilizado se hace con materiales inadecuados, los áridos empleados provienen de arenas sálicas, extraídas de barrancos, que además contienen restos de conchas que acelerarán el proceso de oxidación y corrosión. De esta forma llegamos a finales del siglo XX, donde los problemas estructurales padecidos por la techumbre conllevan a desprendimientos generalizados de trozos de bóveda que comprometieron la seguridad del templo. Por este motivo, después de un estudio científico exhaustivo por parte del Instituto Eduardo Torroja, se llega a la conclusión, con la anuencia del Ministerio de Cultura y de las autoridades responsables del Patrimonio Histórico de Canarias de que es imprescindible la reposición de las cubiertas.

Los muestreos de laboratorio comenzaron en el año 1998 y las obras concluyeron en diciembre de 2013. 15 años transcurrieron desde el momento en el que se planteó la restauración hasta la reapertura del templo, en enero de 2014. La reforma de La Catedral pasó de depender del Ministerio de Fomento, al Ministerio de Cultura, carente de fondos propios, lo que implicó 11 largos años de discusiones para encontrar financiación, de idas y venidas, de ministros y consejeros, en suma de papeleo y a la postre solo 4 años de trabajos reales.

Foto Go Tenerife.net

Se decide por la demolición de la techumbre. Consiguientemente se procede a proteger el interior, se retiran todas las obras de arte y se cubre el edificio con una superestructura consistente en una techumbre provisional de planchas, antes de comenzar a derrumbar el techo, convirtiendo La Catedral en una inmensa nave (se parte de la premisa que no hay nada peor para la integridad de una edificación que las filtraciones de agua, que llevan a la corrosión y en definitiva a la multiplicación de daños irreparables).

El proyecto y la dirección de obra se le encargan al prestigioso arquitecto José Miguel Márquez Zárate.

La renovada Catedral responde a un proyecto del siglo XXI: el antiguo templo no tiene zapatas, las columnas se apoyan directamente en el suelo, normal para una edificación decimonónica; lo que obliga a buscar soluciones novedosas para aligerar el peso de la techumbre y no sobrecargar la estructura, esto implica que el arquitecto busque soluciones innovadoras, tales como sustituir el acero por fibra de vidrio. Dicha fibra se encargó a una fábrica de Denver (USA). La fibra es un material elaborado en caliente, consiguientemente no se puede curvar en obra, todas las curvaturas tuvieron que realizarse en la fábrica, proyectadas con las medidas exactas una a una. La longitud total de la fibra de vidrio utilizada se acerca a los 100 kilómetros. Además se utilizó polipropileno en láminas como amalgama en las bóvedas y la novedosa técnica del hormigón auto compactado.

En el interior se respetaron las columnas antiguas, que arrancaban directamente desde el suelo, mientras los capiteles originales se suprimieron, los cálculos actuales permiten replantear secciones más reducidas, es por ello que los nuevos capiteles son más estrechos que las columnas antiguas desde donde arrancan. Las columnas se ramifican en nervaturas como palmeras representando idealmente el desierto bíblico, mientras que las doce columnas que separan la nave principal de las laterales representan, como número, a los doce apóstoles y las cuatro que sustentan el cimborrio a los cuatro evangelistas.

En la bóveda las luminarias son de metacrilato favoreciendo la progresión de la luz en tonos azulados y verdosos. La luz natural hacia el interior, tamizada a través de los lucernarios realizados en metacrilato y acabados en alabastro que coronan las claves de las bóvedas, proporcionan una sensación homogénea, agradable y difusa que favorece la introspección, la meditación y el recogimiento del visitante.

Interior de la cúpula (foto J.A.P.)

Del antiguo edificio oscuro, lúgubre y pesado, pasamos a uno nuevo ingrávido, esbelto y ascendente, gracias al canon de medida en que está basada la nueva obra, que no es otro que el número áureo, también llamado número de oro o proporción áurea (1).

La cubierta exterior de la cúpula es de cobre, rematada por una cruz que eleva la altura total del templo a cuarenta y un metros y medio.

Los que hayan tenido la amabilidad de leer este artículo convendrán que estamos, posiblemente, ante la construcción más intervenida de toda Canarias, aunque no por ello menos digna de admiración. Significar además que mi intención al escribirlo no fue otra que el mismo pudiera servir de ayuda para aquellos compañeros guías que tienen que explicar el templo en sus guiados. Éstos pueden echar en falta que no se hable de las riquezas artísticas que alberga su interior. Sosiéguense, la ausencia solo es achacable a la falta de espacio, pero será motivo de un próximo artículo.

Mauro Bertello

Guía de Turismo de Canarias

Foto de portada: lalagunacatedral.com


(1)Proporción áurea. Es el número de oro, representado por la vigésima primera letra del alfabeto griego (FI). Es uno de los conceptos matemáticos que aparecen una y otra vez ligados a la naturaleza y el arte, compitiendo con Pi en popularidad y aplicaciones. (FI) está ligado al denominado rectángulo de oro y a la sucesión de Fibonacci. Aparece repetidamente en el estudio del crecimiento de las plantas, las piñas, la distribución de las hojas en un tallo, la formación de caracolas… y por supuesto en cualquier estudio armónico del arte.

El valor numérico de (FI) es de 1,618….., es un número irracional como PI, es decir, un número decimal con infinitas cifras decimales sin que exista una secuencia de repetición que lo convierta en un número periódico.

¿Qué mide? Supón que tienes un segmento y que lo quieres dividir en dos trozos de tamaños distintos. Esto puedes hacerlo de muchas formas, por ejemplo dividiéndolo de modo que la parte mayor sea el doble que la menor, o cuatro veces la menor, etc. Ahora bien, sólo existe una forma de dividir tal segmento, de modo que la relación que guarden el segmento completo y la mayor de las partes sea igual. Es decir, son iguales el segmento y el trozo mayor que las dos partes entre sí. Para ello basta con que dividas la longitud del segmento inicial entre (FI), es decir 1,618 y el resultado es la longitud del segmento mayor.

segmento mayor              segmento total

————————-    =    ———————-

segmento menor               segmento mayor


Mediante esta publicación, APIT Tenerife se hace eco de las investigaciones de sus asociados y apoya la generación de conocimiento por parte de sus guías de turismo asociados. No obstante, las opiniones vertidas por los autores de los artículos NO reflejan en modo alguno el posicionamiento de la Asociación. APIT Tenerife es una entidad apolítica, profesional e inclusiva que promueve el patrimonio canario de cualquier índole. En caso de querer aportar elementos al debate de las temáticas aquí tratadas, le invitamos a ponerse en contacto con su autor/a cuyos datos de contacto constan en la firma del artículo y en el listado de guías asociados.

Compartir:

One Comment

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Related Posts